Esa es una pregunta que está en el ambiente ¿quien es paragua para el PLD salir de esta crisis gobernando? Debería ser su membresía; ellos deben elegir, ser elegidos y decidir sobre su rumbo. Eso se llama democracia interna.
Se tiene un debate público, a propósito de la Ley de Partidos, y el punto crítico ha sido el de quienes escogen los candidatos partidarios, si la membresía o el universo electoral. Hacer esto último, además de declarado inconstitucional, es desconocer la democracia interna.
Pero es un desafío definir su membresía, puesto que con las características actuales, son unos poco los que deciden por ella. La transición de la sucesión del legado político de Bosch, ha sido más prolongada de lo esperado; pero es que la actividad política se nutre de muchos factores. Todo, empero, tiene su momento y nunca se puede calcular con un calendario en la mano. Se preveen cincunstancias y calendarios, en determinadas situaciones.
Un ejemplo de ello es que al ser reelecto Leonel en el 2008, era previsto que para el 2012 no podía constitucionalmente seguir. Danilo tomó distancias hasta ese 2012. Trabajó construyendo lo que llamó “poderoso sector externo”. Perdió frente a Leonel para 2008 y no se puede asegurar si entendió las características de un partido gobernante. Se percibe, quizás por eso, que ahora gobierna distante de la estructura partidaria.
Ganó gracias al apoyo partidario y de Leonel gobernando. En plena transición se vió venir una fuerte campaña para destruir moralmente a Leonel; tenía buen posicionamiento y estaba habilitado constitucionalmente. Todos los hechos y agravios son conocidos. Pero en vez de huir, Leonel se enfrentó con prudencia y valor a esa infame campaña. Entendía perfectamente el significado político e histórico de los resultados de su conducta. Este comportamiento revirtió el propósito buscado.
Estaba convencido de que él no se debía a sí mismo, sino a sus seguidores. Por demás, fue una oportunidad para templarse como el acero y marcaría la valoración histórica de todos los que forman parte del legado de Bosch.
Visto en el tiempo esa lluvia de agravios a su moral, se puede asegurar que los autores cometieron un error garrafal, puesto que al emplazarlo no tuvo otra opción que permanecer activo y responder históricamente con el desagravio del pueblo dominicano eligiéndolo para el 2020 como Presidente del país.
Aún bajo ese contexto, apoyó la reelección de Danilo, no sin dejar de hacer sentir su reclamo por la manera traumática como se produjo la reforma constitucional. La madurez política lo llevó a revertir lo que contra él se buscaba y, en vez de alejarlo del camino, lo han tenido que despejar, favoreciéndolo.
Aquellos polvos trajeron estos lodos. La membresía está inhabilitada, porque por el momento no se retiene el poder sin los dos liderazgos. Ellos han sido enfrentados. El reto es involucrarlos en la retención del poder y las reformas partidarias para hacer prevalecer la democracia interna y la igualdad de oportunidades.
Se trata de convertir la crisis en oportunidad; el liderazgo debe ser consecuente y constituirse en paraguas para favorecer las condiciones de renovación de ideas y nuevo liderazgo. La fortuna partidaria creada como legado político por Bosch, está vinculada a una necesidad histórica de modernizar el Estado y garantizar los derechos fundamentales.
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