El año 2013 está a punto de terminar. Ha sido un año duro. Pero era inevitable, no teníamos otra opción. La deuda pública -suma acumulada de déficits fiscales de decenas de años anteriores, estaba subida en una trayectoria de insostenibilidad y era necesario desmontarla.
En agosto del 2012, el Presidente Danilo Medina encuentra una situación fiscal muy delicada. El déficit del sector público consolidado, incluyendo el déficit del resto del sector público no financiero y el déficit cuasi-fiscal del Banco Central, había ascendido a RD$157,916 millones, para un promedio mensual de RD$19,740 millones. Si ese ritmo se hubiese mantenido en lo que restaba del 2012, habría terminado en RD$236,874 millones, equivalente a 10.2% del PIB.
De ese monto, la mayor parte correspondía al Gobierno Central, que había acumulado en agosto del 2012 un déficit de RD$139,144 millones, equivalente, en base anualizada, a 9.0% del PIB.
La nueva administración consideró que esa tendencia, si no se corregía, desencadenaría una crisis macroeconómica que terminaría impidiendo al Gobierno poder honrar sus compromisos de deuda. Una férrea política de racionalización del gasto público desde el mismo 16 de agosto del 2012, fue ejecutada. Una gran parte de las obras públicas que había iniciado la administración anterior ya habían sido concluidas e inauguradas, lo que le permitió al nuevo gobierno sentarse a analizar la situación fiscal recibida, disminuir a su mínima expresión el gasto de capital en los últimos 4 meses del 2012, y armar el Presupuesto para el 2013. Esto permitió que el déficit del Gobierno Central terminase en RD$153,882 millones en el 2012, equivalente a 6.6% del PIB, por debajo de la proyección de 9.0% que se tenía a final de agosto.
El presidente Medina se propuso reducir ese déficit a 2.8% del PIB en el 2013, a pesar de que en el Presupuesto de este año, había plasmado una asignación de 4% del PIB para la educación, lo cual representaba un aumento de 1.58% del PIB con relación al nivel invertido en el 2012. La meta era muy ambiciosa, pues planteaba reducir el déficit fiscal en 3.8 puntos porcentuales del PIB en un año que la inversión en educación se elevaría en casi 1.6% del PIB.
Para alcanzar esa meta se diseñó y ejecutó una reforma tributaria, prevista en la Ley de Estrategia Nacional de Desarrollo del 26 de enero del 2011, pues la presión tributaria de 13.46% del 2012 estaba muy distanciada de la meta del 16.0% para el 2015 que estableció dicha Ley. La mayor parte de la cuota del ajuste fiscal, sin embargo, recaería en el gasto público, el cual fue racionalizado bajo el principio de que todo gasto que no fuese esencialmente necesario o productivo, quedaba eliminado.
Las informaciones preliminares al mes de octubre indican que el presidente Medina está muy bien posicionado para cumplir la meta del 2.8%, algo que elevará considerablemente la credibilidad de su gobierno en materia de cumplimiento de sus compromisos y metas económicas. A octubre del 2013, el déficit del Gobierno Central era de RD$32,322 millones, que en base anualizada, era equivalente a 1.54% del PIB. Bajar de 9.0% del PIB de enero-agosto del 2012 a 1.5% del PIB en enero-octubre del 2013, refleja probablemente uno de los ajustes fiscales más dramáticos de la historia económica de la América Latina y el Caribe. El mayor ajuste recayó sobre el gasto de capital, el cual descendió en RD$72,710 millones en los primeros 10 meses del 2013 con relación al mismo período en el 2012, para una caída de 54%.
Como era de esperar, ese fuerte ajuste fiscal interno, en medio de una economía mundial creciendo muy lentamente, y de fuga de capitales que enfrentaban todas las economías emergentes del mundo, como consecuencia de las señales enviadas por el Banco de la Reserva Federal de EUA de que próximamente pondrá fin a la política monetaria expansiva, iba a desacelerar nuestro crecimiento económico. Así ha sido. El Banco Central estima que el PIB creció 2.9% en enero-septiembre del 2013, por debajo del 3.9% del registrado en enero-septiembre del 2012. Que el crecimiento del PIB sólo se haya desacelerado en un punto en un período en que el déficit fiscal se contrajo en seis (de 8.0% en enero-septiembre del 2012 a 2.0% del PIB en enero-septiembre del 2013) es un resultado muy poco común. La desaceleración no fue mayor por el efecto Barrick-Gold. Del 2.9% del crecimiento, 0.8 puntos porcentuales fue generado por el aumento del PIB del sector minero.
Las ventas son otro indicador de la desaceleración. Las ventas totales, a precios nominales, apenas han subido 4.96% en enero-octubre del 2013. Si dejamos fuera las del sector minero, el aumento fue de sólo 3.04%. Ese aumento está ligeramente por debajo del aumento en el índice de precios al consumidor. Las exportaciones totales, que subieron en US$536.1 millones en enero-septiembre del 2013 habrían caído en US$302 millones si no hubiese sido por el aumento de las exportaciones de oro y plata.
El ajuste ya se hizo. La economía mundial crecerá más. El 2014, definitivamente, será mejor.
lunes, 9 de diciembre de 2013
Andy revela que el Gobierno ejecuta una dramática reducción del déficit
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