Si bien la ira es una respuesta adaptativa a los peligros, lo que la hace necesaria para nuestra supervivencia, no es viable el atacar ante cada hecho o persona que nos irrita.
De acuerdo a una publicación del portal ¡Mujer Otra Medicina, la ira o enojo es un estado de ánimo válido como cualquier otro. Sin embargo, si nos sentimos permanentemente enojados, probablemente debamos empezar a pensar en cómo controlar la situación, ya que puede hacerle daño no solo a los que nos rodean, sino también a nosotros mismos.
Los tres enfoques para controlar nuestros enojos son expresar, reprimir y calmar.
Primer punto. Expresar los sentimientos de ira de forma asertiva y no violenta es la mejor forma de controlar el enojo y dejar claros nuestros sentimientos sin herir a nadie.
Segundo punto. Si decidimos reprimirla, la ira se convierte o se redirige. En el momento del enojo decidimos pensar en cosas positivas, pero si reprimimos la ira corremos el riesgo de terminar enojados con nosotros mismos, y no convertirla en algo constructivo.
La presión arterial elevada, la depresión, los comportamientos pasivo-agresivo, el cinismo y la hostilidad surgen de la mala represión del enojo.
Tercer punto. Si lo que queremos es calmar nuestro enojo, debemos controlar las respuestas externas y las internas de forma armónica.
Aunque se ha extendido la teoría de que la ira debe ser manifestada, no se puede ir por la vida lastimando a la gente. Es más, estudios demuestran que las personas que manifiestan continuamente su enojo no sólo no lo superan, sino que suelen estar más enojados e irritados.
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Este contenido es puramente informativo, no debe considerarse como consejos ni opiniones médicas, consulte siempre con su médico, señala ¡Mujer Otra Medicina en su publicación.
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